Crear y recibir caricaturas nos da la posibilidad de reírnos de nosotros mismos de una forma sana. Es un lenguaje artístico de infinitas posibilidades.
La regla a seguir, ¡es que no hay reglas!
Fijarte en la esencia de la persona. Los detalles vienen después.
Los trazos son el feeling, como en el baile. Cuanto más los sientas, mejor resultado.
Es con el color que damos vida a la caricatura, incluso cuando es monocromo.
Cada vez que dibujo a alguien me enamoro de él o ella un poquito.
Lo demás, pues la típica historia. Niño que pasa más rato dibujando que estudiando, jajaja, se le da bien y disfruta haciéndolo, y hay un momento en que la pasión y el trabajo se unen en una hermosa experiencia difícil de catalogar. Solo se puede experimentar y sentir instante a instante.
Cada página en blanco es un nuevo mundo por explorar, no solo de pinceladas, sino de emociones y sentimientos, ¡pura alquimia de fantasía!
🙂